El trauma agudo cumple los criterios de clasificación de enfermedad para una pandemia mundial, siendo esta una fuente recurrente y significativa de morbimortalidad en las últimas décadas en todo el mundo, no obstante un sinnúmero de esfuerzos para disminuir su impacto en la humanidad. El trauma agudo es sin duda alguna la causa más importante de discapacidad y muerte, produciendo más muertes por año que el VIH, el SIDA, la tuberculosis y la malaria juntos. Las lesiones y la violencia son una creciente preocupación de salud pública que representan casi 1 de cada 10 muertes por año. A nivel mundial más de nueve personas mueren cada minuto por lesiones traumáticas; es decir, cada año mueren aproximadamente 5.8 millones de personas por lesiones no intencionales y violencia. El trauma del tórax es una enfermedad que se ha agravado debido a la modernidad que significa incrementos en la violencia y en los accidentes. Se trata de una patología grave, multifacética -que con frecuencia creciente involucra otras regiones anatómicas que ameritan tratamiento simultáneo. El manejo debe de ser multidisciplinario e idealmente iniciarse antes de su arribo al hospital y mantenerlo durante el traslado, en la sala de urgencias, en el quirófano y posteriormente en las unidades de cuidado intensivo. El diagnóstico temprano y el manejo inicial agresivo son claves para abatir su morbimortalidad. El anestesiólogo tiene un sitio vital en el manejo de estos casos en todo el periodo perioperatorio.